La verdad es que si te comes un trozo de tofu así, en plan natural, lo más seguro es que le hagas cruz y raya y no lo comas más. Pero al igual que cocinamos y condimentamos los alimentos, el tofu ha de prepararse.
A mi me encanta el tofu ahumado pero desde que llegué a Eslovenia no había podido encontrarlo. El viernes pasado, así por casualidad, me tropecé con él en la última tienda en la que pensaba encontrarlo, en SPAR.
Bien, pues después de mi show en Spar con saltitos de emoción incluidos, el domingo aproveché y preparé un wok de tofu ahumado con acelgas, champiñones y tomates secos. Algo sano, bueno y muy rápido de preparar.
Pero el tofu no es la única oveja negra de la familia de la soja, también está la pobre leche de soja. La gente suele arrugar la nariz al oir esa combinación de palabras. A mi, personalmente, no me gusta demasiado, prefiero la de avena o la de arroz. Aquí tengo la suerte de que la madre de Darko tiene una máquina en casa para hacer leche de soja, así que cada semana me hace llegar leche 100% natural y recién "exprimida". Ahora estoy intentando convencerla de que pruebe de hacer leche de avena o arroz (que me consta que con esa máquina se puede).
Bueno, sin enrollarnos demasiado... a raíz de esta historia llegamos a la foto siguiente:
Esto son croquetitas de soja amarilla con tahín (crema de sésamo), cebollino y champiñones. Y digo que esta imagen es el resultado de la historia anterior porque se me ocurrió aprovechar el puré de soja que queda al licuar la leche para hacer croquetas.
No es por nada, pero no han durado ni un día! Ah! muy importante! nada de fritangas, se les da una capa de harina muy finita y se meten en el horno hasta que se doren.
Lo bueno de estas cosas derivadas de la soja es que son muy insípidas y toman el sabor de los otros ingredientes rápidamente, esto nos da un gran margen de creatividad para preparar un montón de cosas! Así que venga, a experimentar!
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